Esa tarde llovía en París. Habían pasado dos días desde que culminaron los desfiles de primavera verano prêt-à-porter 2012 . En su increíble espacio de la Av. George V, el Sr. Rolland atendía a una princesa, tal vez del medio oriente, que se medía su vestido de novia. Poco oportuna la ocasión tal vez para que el couturier reciba una visita, pero perfecta para quien ansía conocer a tan talentoso artista.